24 noviembre, 2013

Mi primera experiencia con Rotaract


El domingo 24 de noviembre fue mi  primera participación con Rotaract San José, fue una gran experiencia que valió  la pena ya que esta no solo me permitió interactuar con otras personas que tienen pensamientos muy parecidos a los míos de dar una mano sino también me dejó crear una gran sonrisa en varios niños.











Fuimos a cuatro albergues del PANI, dos de niños(as) y dos de adolescentes, aquí nos dividimos en dos grupos,  al primero que fui fue al de adolescentes  mujeres donde se trabajó con ellas la decoración de la casa y del árbol  el cual fue donado por Rotaract San José.

Primero pintamos un globo de manera libre y luego realizamos unos pequeños ratones los cuales en su cola tenían una melcocha, los mismos iban  a ser colgados sobre el árbol.

Al finalizar las dos actividades se continuó con la decoración de la casa, donde se dio una participación activa de los socios de ROTARACT, sus invitados y las niñas que viven en el PANI, ellas se mostraban  muy felices y emocionadas por la llegada de la Navidad  A la hora de compartir con ellas sentí una alegría interior y tuve un rato muy agradable.
Seguidamente fuimos a un Albergue de niños, la verdad fue muy bonito ya que se pudo compartir con unos bebés que apenas tenían un mes de edad y otra con once meses, la verdad me conmovió mucho ver a estos pequeños sin sus familiares y sin saber el rumbo que va a tomar cada una de sus vidas, las dos esperanzas más grandes que quedaron  fueron: la primera que ellos tengan la posibilidad de ser adoptados y que puedan ser cuidados por una familia y la segunda ayudar para que los adopten, para que así ellos puedan disfrutar de una vida plena.

Luego continuamos al Albergue de los hombres adolescentes, conocimos a varios de ellos y a las señoras que los cuidan, las mismas eran muy amables y nos abrieron las puertas sin problemas. ( ya había coordinación previa por Rotaract en Oficinas Centrales)

Aquí también realizamos las dos actividades primero pintamos los globos y luego hicimos los ratoncitos. Se mostraron muy abiertos y compartieron experiencias con nosotros como cuando era pequeño lo que les gustaba pintar y  dibujar mientras entre risas y con mucha felicidad hacíamos la actividad.
Al terminar cada uno de ellos fue a colocarlos al árbol y se despidieron con una gran sonrisa muy agradecidos.



Una experiencia única, que muy pocas veces en la vida se da, hay que tratar de aprovechar cada uno de estos momentos ya que no es solo es el hecho de sacarle una sonrisa a una persona sino también que ellos aprendan de nosotros y nosotros de ellos.

Gracias a ROTARACT y a cada uno de sus integrantes por darme esta oportunidad.

- Por Melissa Vargas 
Invitada